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Un profesional dedicado a la virología médica

Por Horacio Salomón

Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (UBA-CONICET).
hsalomon@fmed.uba.ar

PALABRAS CLAVE

VIH-SIDA, Virología médica, Resistencia a drogas antirretrovirales. Key words: HIV-AIDS, Medical virology, Antiviral-drug resistance. .

Nacido en la ciudad de Córdoba, desarrollé mis estudios en Bioquímica en la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba donde obtuve mi título de grado en 1977, el mismo año en que se erradicó la viruela. El virus de la viruela fue el agente causal de entre 300 y 500 millones de muertes en el siglo XX.

Allí comenzó mi pasión por el estudio de virus que me condujo a acercarme al Instituto de Virología de Córdoba, bajo la supervisión de la Prof. Dra. Marta Sabattini. Luego, fui invitado a continuar mi desarrollo profesional en el Instituto Nacional de Estudios sobre Virosis Hemorrágicas de Pergamino.

En 1980 trabajé en Arenavirus bajo la supervisión de la Dra. María Teresa France de Fernández, en la Cátedra de Química Biológica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA. Al poco tiempo me involucré cada vez más en áreas de investigación y me sumé al grupo de virus respiratorios (agentes causales de bronquiolitis y neumonías en niños) en el Departamento de Microbiología de la Facultad de Medicina de la UBA.

Allí alcancé el grado de Doctor de la Universidad de Buenos Aires en el área de la Virología en el año 1989, a través de la presentación de mi tesis doctoral titulada Aislamiento e identificación de agentes virales en niños con infección respiratoria aguda.

Una vez finalizado el doctorado, obtuve una beca postdoctoral para desarrollar mis estudios sobre VIH en el Jewish General Hospital, Lady Davis Institute, McGill University, AIDS Centre. Montreal, Québec, Canadá, bajo la dirección del Dr. Mark Wainberg, desde junio de 1992 hasta mayo de 1995 y luego, realicé pasantías en dicho laboratorio desde 1996 hasta 1999.

Tuve el honor de trabajar bajo la dirección del Prof. Dr. Mark Wainberg, fallecido recientemente, quien fuera clave en el desarrollo de mis líneas de investigación en VIH, dado que fue eje en la identificación de las primeras drogas para tratar a los individuos infectados por ese virus.

Para entonces, el Dr. Wainberg había pasado tiempo trabajando con el Dr. Robert Gallo, investigador biomédico norteamericano. En ese momento, la Dra. Françoise Barré- Sinoussi logra identificar el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) como agente causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). Por ello, fue galardonada con el Premio Nobel de Medicina 2008 junto a Luc Montagnier y Harald zur Hausen. Ella y Montagnier compartieron la mitad del premio por el descubrimiento del VIH.

Durante mi estadía en el exterior tuve la oportunidad de conocer a los descubridores del VIH, en especial a la Dra. Barré-Sinoussi, quien junto a Mark Wainberg planteaban la necesidad de aumentar los recursos de investigación y un acceso igualitario a los servicios de salud de las personas viviendo con VIH. Esto implicaba un fuerte compromiso con el tema y con el derecho a la salud en forma igualitaria.

Con la Dra. Barré-Sinoussi y Mark Wainberg aprendí a participar activamente junto a la sociedad civil evitando que se vulneren los derechos de las personas que viven con VIH. Eludiendo, además, el estigma y la discriminación, temas relacionados directamente a la epidemia del VIH.

Durante mi estadía en Canadá describí nuevas mutaciones asociadas a la resistencia a drogas antirretrovirales, como así también tuve la oportunidad de participar en estudios clínicos internacionales para la evaluación y monitoreo de nuevas drogas.

Una vez de regreso a la Argentina me involucré en la docencia universitaria. Actualmente poseo un cargo de profesor adjunto en el Departamento de Microbiología de la Facultad de Medicina de la UBA, obtenido por concurso.

Mis primeras líneas de investigación en VIH, desarrolladas en la Argentina, fueron estudios referentes a la caracterización viral y cepas resistentes a drogas que circulaban en nuestro medio, sumados a los trabajos que permitieron describir la epidemia del VIH a nivel local y no solo describiendo las poblaciones afectadas y las cepas virales que afectan a los mismos. Estos estudios tienen una alta relevancia a nivel de salud pública. Para realizarlos debimos sumar, a los temas de investigación, a las distintas organizaciones de la sociedad civil (NEXO AC, ATTA, AMMAR, Intercambio, etc.).

Actualmente continúo desarrollando mi actividad científica relacionada al VIH/sida. Para fines del año 2016, 34.1 millones de personas (32.2 millones - 37.2 millones) vivían con el VIH en todo el mundo. Las nuevas infecciones para ese año se estimaron en 2.1 millones (1.9 millones -2.4 millones), lo que significó un 38% menos que en 2001.

Asimismo, el número de muertes continuó en descenso: 1.5 millones (1.4 millones - 1.7 millones) de personas murieron por causas relacionadas al sida en 2013, lo que representa un 35% por debajo del punto máximo observado en el año 2005.

El tratamiento de la infección por VIH puede prolongar radicalmente la esperanza de vida de los pacientes y prevenir con eficacia la transmisión del virus.

Si bien la transmisión del VIH no va a desaparecer en un futuro inmediato, la epidemia del sida puede llegar a su fin y dejar de ser una amenaza mundial contra la salud. Para lograr esto es necesario que para el año 2030 se reduzca el número de nuevas infecciones y muertes en un 90%, tomando como referencia la situación de la epidemia en el año 2010.

Por primera vez existe un consenso mundial para lograr que el 90% de las personas que viven con VIH conozcan su estado serológico positivo, que el 90% de las que lo conocen reciban tratamiento, y, que el 90% de aquellos que se encuentran en tratamiento contra el VIH logren la supresión de la carga viral.

Estos tres objetivos, denominados 90-90-90, son aplicables a niños y adultos, tanto hombres como mujeres, sean pobres o ricos, de todas las poblaciones, aunque es preciso alcanzar niveles incluso más altos entre las mujeres embarazadas. Esto último, teniendo en cuenta el desafío mundial de la eliminación de la transmisión del VIH y de la sífilis congénita.

Si el mundo quiere poner fin a la epidemia del sida para el 2030, deberemos realizar avances importantes en los próximos 5 años.

El primero de los objetivos es que las personas que viven con el VIH conozcan su estado serológico. Para lograr este objetivo se plantea la necesidad de abordar nuevos algoritmos de diagnóstico en los cuales se incorporen herramientas como los tests rápidos, la carga viral y el recuento de células CD4, a fin de definir el diagnóstico de infección por VIH. En este aspecto participo como miembro asesor de la Dirección de Sida y ETS del Ministerio de Salud de la Nación y, junto a otros colegas, hemos normatizado el diagnóstico de la infección por VIH y hemos realizado estudios de investigaciones operacionales y de implementación que han permitido la incorporación de los tests rápidos en nuestro medio.

El segundo 90 se refiere al porcentaje de pacientes diagnosticados que deberían estar en tratamiento. En este aspecto, estamos trabajando para facilitar, en tiempo y forma, que los nuevos individuos diagnosticados se acerquen a los servicios de salud, donde puedan obtener su tratamiento. Para lograr una medicina personalizada y un tratamiento eficiente fuimos el primer laboratorio a nivel nacional en evaluar la sensibilidad del agente viral a drogas previo al tratamiento.

Por último, el tercer 90 se refiere a lograr que todos los pacientes tratados mantengan una carga viral no detectable. El monitoreo virológico es fundamental, así como evaluar la potencial falla por razones de resistencia viral. Esto último puede ser evaluado con secuenciación de regiones virales y, eventualmente, definir los cambios terapéuticos basados en estos estudios. Esta tecnología hoy está ampliamente difundida en la Argentina y fue incorporada en nuestro laboratorio en 1995 y recientemente transferida por nuestro Instituto a otros centros de salud del sistema público.

Deseo manifestar que desde 1995 soy referente a nivel nacional e internacional en el área del VIH/ sida y en resistencia a drogas antirretrovirales.

Hasta el momento, teniendo en cuenta las prioridades actuales en investigación que se deben abordar en VIH/sida, hemos encarado estudios sobre los reservorios virales con el objetivo de lograr la cura de la infección. Por otra parte, con el fin de avanzar en medicina de precisión, nos encontramos en la formación de un Biobanco de enfermedades infecciosas bajo estrictas normas de procedimiento y trazabilidad de muestras.

1. TRAYECTORIA EN EL CONICET

En 1980 me incorporé como miembro de la Carrera del Personal de Apoyo (CPA) a la Investigación Científica y Técnica del CONICET. En 1999 me incorporé a la Carrera del Investigador Científico y, desde el año 2015, revisto en la categoría de Investigador Superior. Mis aportes originales han estado relacionados al área de virología básica y clínica epidemiológica.

Desde el año 1989, mis líneas de investigación se concentraron en el área del VIH/sida. Hasta el momento, cuento con 147 publicaciones y acredito en Scopus un índice h de 27. He dirigido a 5 investigadores y 12 tesis doctorales.

En cuanto a mi labor institucional debo destacar, en primer lugar, mi designación (por concurso) en el año 2000 como Director Ejecutivo del Centro Nacional de Referencia para el SIDA (CNRS). Luego, este Centro se transformó en el Instituto de Investigaciones Biomédicas en Retrovirus y Sida (INBIRS) de doble dependencia UBA-CONICET. Accedí, nuevamente, a su dirección (por concurso) en el año 2013. Actualmente trabajan en el INBIRS 20 investigadores del CONICET, 27 becarios (CONICET, UBA y FONCyT), 6 miembros de la Carrera del Personal del Apoyo (CONICET) y 19 trabajadores no docentes (Facultad de Medicina, UBA).

A lo largo de los últimos 15 años he desarrollado una intensa actividad con el objeto de fortalecer y jerarquizar las actividades que desarrollamos en el CNRS/ INBIRS. Considero haber colaborado al crecimiento sostenido del mismo que es, sin lugar a dudas, uno de mis principales aportes.

2. ACTUACIÓN EN ORGANISMOS INTERNACIONALES

Representante para América Latina de la Sociedad Internacional de Sida (IAS) y miembro del Directorio de la Sociedad Internacional de SIDA (2012-2016). Reelecto 2016- 2020.

Miembro del Comité Técnico Asesor de OPS para VIH en Latinoamérica desde 2011 (PAHO, Technical Advisory Committee).

Miembro del MERG de ONUSIDA (UNAIDS Monitoring and Evaluation Reference Group) 2012- 2016.

3. MI COMPROMISO CON LA GESTIÓN

Siempre he sostenido que los pilares fundamentales del Instituto deben estar centrados en la generación de nuevos conocimientos y en la formación de recursos humanos con alto grado de calificación, encuadrados en la temática de la virología médica.

La eficiencia del trabajo de investigación requiere, a mi entender, de la solvencia económica necesaria para generar y sostener una infraestructura que, como herramienta de trabajo, permita dar una respuesta rigurosa a los objetivos fundacionales del CNRS/ INBIRS.

Pensar en investigación y realizarla al más alto nivel, con capacidades competitivas a nivel internacional, han sido postulados que me han acompañado a lo largo de toda mi gestión como director del CNRS/INBIRS. He pautado políticas de prestación de servicios, habiéndose implementado nuevas metodologías y prestaciones.

Hemos logrado construir un Instituto donde conviven, con igual entusiasmo, el desarrollo de novedosas líneas de investigación básica, clínica y traslacional con una intensa actividad en el área de prestación de servicios, la que puede resumirse en las siguientes cifras (promedios anuales): concreción de 3400 pruebas serológicas para el diagnóstico de la infección por VIH, determinación de carga viral en 7500 pacientes, recuento de linfocitos T CD4+ en 2900 pacientes (citometría de flujo) y, desarrollo del test de resistencia en 900 pacientes.

En la actualidad, nuestros nuevos proyectos incluyen la aplicación del test rápido del VIH. Asimismo, recientemente hemos ampliado el laboratorio del área asistencial.

Motivado por férreas convicciones, me he dedicado a conformar y a dirigir a un grupo de profesionales y personal técnico-administrativo comprometido con el logro de las metas planteadas. Intenté, de esa manera, transmitir a mis compañeros de trabajo la idea de que el trabajo no sería fácil, frente a un contexto con serias dificultades económicas e institucionales, pero que con responsabilidad, disciplina y trabajo honesto lograríamos allanar el camino.

En cuanto a la infraestructura de nuestros laboratorios, quiero mencionar que, habiendo colaborado y supervisado personalmente en el diseño de los cambios edilicios, se pudieron remodelar 600 m2 de laboratorios y otras áreas de trabajo que incluyen sectores especializados destinados a la biología molecular y al procesamiento de material biológico, que ha dado lugar a un cambio único en el ámbito de la Facultad de Medicina, motivo de genuino orgullo.

En su diseño, la seguridad biológica fue la prioridad. En tal sentido, los laboratorios de bioseguridad de niveles 1, 2 y 3 son un claro ejemplo. Respetando las normativas nacionales e internacionales, estos laboratorios fueron equipados con sistemas de filtración de alta eficiencia (HEPA) y presurización en forma negativa. Se ha implementado el control de calidad de modo sistemático y establecido programas de control de calidad internos y externos.

Este último se ha logrado merced a la inscripción del INBIRS en los programas del College of American Pathologists (CAP-USA) para los estudios de carga viral, serología, genotipificación y resistencia a drogas antirretrovirales; los del Centers for Disease Control and Prevention (CDC-USA) para los estudios de serología (que actualmente los realizamos a través del CAP-USA) y del QASI Program, del National Laboratory for Immunology, Center for Infectious Diseases, Prevention and Control de Canadá, para los estudios de poblaciones linfocitarias.

Estas entidades proveen estándares para cada una de las diferentes determinaciones que realizamos actualmente en el INBIRS. Las mismas cuentan con rigurosos y sistemáticos controles de calidad internos y externos según lo recomienda el manual de “Buenas Prácticas de Laboratorio” de la Organización Mundial de la Salud.

Es menester mencionar que, durante mi gestión, el número de investigadores del CONICET que forman parte del INBIRS -en la actualidad, aumentó satisfactoriamente de 4 a 20. He propiciado la re-inversión de recursos generados desde el área asistencial al área de investigación. Ello ha redundado en la adquisición de una excelente infraestructura que permite sostener las diferentes líneas de investigación en curso.

En resumen: siempre he desarrollado una actividad entusiasta en el terreno de la producción científica, la formación de becarios e investigadores y el desarrollo de nuevos grupos de investigación.

Durante mi formación post-doctoral en Canadá pude trabajar en la organización de un laboratorio universitario y, desde allí, comprendí que era posible volver al país para comprometerme en la generación de un grupo de investigación del más alto nivel.

Reseñas | Tomo 5 Nº 2 | 2017

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