1958: inicio de clases en el Otto Krause. Motivo de orgullo para los ingresantes a primer año que habíamos rendido con éxito un estricto examen de ingreso que solo aprobaban, según los años, entre uno de cada cinco a diez aspirantes. Muchos años después la cercanía y el sorteo definirían quienes podrían ingresar al más prestigioso Colegio Industrial de la Nación.
No me sorprendió que un flaco llamado Gulich estuviera sentado a mi lado en el banco de dos. La letra inicial del apellido definía democráticamente el orden en el aula, al menos en los primeros días de clases. Fue el Inicio de una amistad que nos convirtió en hermanos de la vida. Se daban condiciones: Mario había tenido un hermano, fallecido antes que él naciera. Mi hermano, gemelo, no había logrado pasar el examen de ingreso y a los pocos años se fue a estudiar a Europa y prácticamente no vivió en la Argentina.
Su familia provenía de Eslovenia y efectivamente hubo un intento fallido de regreso a la Yugoslavia unificada en tiempos del Mariscal Tito cuando Mario era aun un niño, no lo suficiente para no recordar los gritos de torturados provenientes de una prisión cercana. Los escasos recursos de su familia obligaron a Mario a trabajar medio tiempo durante casi todos sus estudios. Parte de esos empleos fueron en Philips, cerca de donde vivía en las inmediaciones del Parque Saavedra.
En algún momento del secundario decidimos estudiar Física y no Ingeniería que es lo habitual para los industriales. La excelente formación del Krause nos permitió hacer el ingreso y parte del primer año, más preocupados en seguir la cartelera del Lorraine, y otros cines hoy desaparecidos de la calle Corrientes, que de otra cosa. Recuerdo la viva impresión que le causaron a Mario las películas de Ingmar Bergman. También le apasionaba la música. Anécdota: Una vez escuchando un maravilloso solo de oboe que yo atribuía a la Sinfonía Fantástica de Berlioz, Mario me corrigió: corresponde al adagio de la sinfonía de Bizet. Tenía razón.
En el verano del 1964, recientemente recibidos, hicimos una larga peregrinación por los lagos del Sur. Lo comenzamos en el Lago Futalaufquen, sobre el margen este, donde desde hacía mucho años se llevaba a cabo un campamento que sucesiva y alternativamente se llamaba de Farmacia, Química, Exactas etc. No pocos matrimonios tuvieron su origen en ese campamento. No era de esperar que Mario se adaptara a la rutina de un campamento así que seguimos una senda hacia el norte bordeando los lagos llamada "de los mochileros" que hoy es una cómoda ruta. Terminamos el viaje en Bariloche, ignorantes de todo los que significaría Bariloche en nuestras vidas, desde donde escribo estas líneas.
Mario en el Krause, primero a la izquierda.
Cursamos juntos la carrera de Física, primero en Perú 222 y luego en el recientemente inaugurado pabellón de Exactas en la Ciudad Universitaria.
Naturalmente reservado, de Mario poco sabíamos de sus amoríos, entre otras cosas porque no los tenía a diferencia del resto de sus compañeros que mediando la carrera ya estaban en noviando con chicas de la Universidad pero la sorpresa es que repentinamente se apareció como novio de, sin duda, una de las chicas más lindas de la Facu: Aida Willhelm.
Ambas parejas solíamos salir de vacaciones juntos, en particular recuerdo un viaje a Mendoza.
Mario y yo
Silvia, Mario y Aida
Aida, Mario y yo
Terminada la Facu, Mario comenzó su carrera en el IAFE. Yo en la CNEA y luego en INVAP.
Nos casamos. Fuimos testigos recíprocos de nuestros casamientos pero no guardo fotos del Civil de Aida y Mario.
Mario, Silvia, yo y Rosita Wainer en mi casamiento.
Habrá sido a mediados de los 80 cuando Mario, ya afianzado en la CNIE y yo en INVAP, me habló de su proyecto: el SAC B. Recuerdo que fue en una cena en mi departamento de San Telmo. Yo le contaba lo que estábamos encarando en INVAP. Para esa época INVAP contaba con buenos recursos tecnológicos desarrollados en el área nuclear y comenzaba una cadena de exportaciones que la harían reconocida internacionalmente.
De acuerdo a su teoría según la cual la tecnología era UNA, con distintas expresiones, pero en esencia : un estado cultural, Varotto no dudó en comprometer a INVAP y sus recursos en el proyecto SAC B de Mario. Hay extensos artículos que refieren la historia de del SAC B y de los sucesivos satélites que se diseñaron y lanzaron vía INVAP. El área Espacial de INVAP se debe en definitiva a la iniciativa de Mario.
Mario persistió en su idea del SAC-B y consiguió que a mediados de 1991 fuese apoyado tanto por el gobierno argentino como por el norteamericano terminando siendo un proyecto conjunto entre la reciente agencia espacial de Argentina (CONAE) y la NASA de EE.UU. Luego se sumarían otras agencias.
A fines de los 80 un cáncer mató a Aida. Mario quedó solo con sus hijos Andrea y Javier. Hubieron señales, pero no las interpretamos o no insistimos lo suficiente cuando Mario quedó casi sordo del oído izquierdo ¿Era una trombosis? . También sabíamos que se agitaba al caminar. El 18 de julio de 1994 en medio del ulular de la sirenas por el atentado a la AMIA, Mario muere por un infarto en la CONAE.
Juan José Gil Gerbino
02/07/2022