Presentado por la Dra. Susana Hernández.
“No science no progress” decía una pancarta levantada el pasado 7 de marzo en una manifestación de científicos en Boston, protestando contra las políticas del presidente Trump. Más allá del motivo que los congregaba, vinculado con rasgos xenófobos del actual gobierno estadounidense, la idea de que sin ciencia no hay progreso tiene más fuerza que en otros momentos históricos. La ciencia es el motor de la prosperidad, afirman quienes revisan los avances en salud, energía, información, comunicación y muchos otros campos. Pero en el caso de la manifestación en Boston, los investigadores actuaban como todos los colectivos que reclaman derechos: manifestándose públicamente. Es decir, como ciudadanos que buscan apoyos en la opinión pública. Esta pequeña historia sintetiza las dos caras de la relación entre la ciencia y la sociedad: sin ciencia no hay progreso y sin progreso social no hay ciencia. El progreso social a su vez demanda conocimientos y valores por parte de los ciudadanos a fin de que comprendan lo básico de los avances de la ciencia y la tecnología, así como de sus efectos benéficos y sus riesgos. Es decir, una cultura científica..