El Dr Horacio Thomas se recibió de Licenciado en Química en la UNLP en el año 1966, obteniendo el título de Doctor en Ciencias Químicas en 1970. Realizó su tesis doctoral bajo la dirección de los Dres. Enrique Pereira y Teodoro Krenkel, sobre reacciones a alta temperatura en silicatos.
En 1972 fue becado por la UNLP en el Departamento de Catálisis del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, donde estudió las técnicas de medidas de propiedades eléctricas de óxidos semiconductores. En 1973, con la creación del CINDECA, fue el mentor de dos Grupos de Investigación de "Oxidación selectiva de hidrocarburos" y de "Obtención de un catalizador para hidrodesulfurización de cortes livianos de petróleo". Desde 1981 a 1998 realizó en las Université Catholique de Louvain, Universita di La Sapienza, Universidad Metropolitana de México y Universidad de Sevilla estadías de investigación donde trabajó en catalizadores para oxidación selectiva de hidrocarburos, técnicas de caracterización de sólidos y catálisis ambiental, entre otros temas.
En el año 2003 Horacio Thomas alcanzó la categoría de Investigador Superior del CONICET y en el 2009 fue nombrado Profesor Emérito de Universidad Nacional de La Plata.
En su vasta carrera científica ha publicado mas de 180 trabajos en revistas, algo mas de 300 trabajos en congresos y ha sido coautor de tres patentes. Dirigió 15 Tesis Doctorales, todas ellas relacionadas con diferentes aspectos de la catálisis para procesos de hidrodesulfuración, en química fina y para la eliminación de compuestos orgánicos volátiles, en materiales adsorbentes para eliminación de arsénico y compuestos orgánicos en agua, sin dejar de mencionar una de sus últimas sobre el desarrollo de una planta piloto para el reciclado de pilas alcalinas.
En su trayectoria recibió en 2006 el Premio “Dr. Pedro Carriquiriborde a la trayectoria en investigación y desarrollo en Tecnología Química y sus aplicaciones prácticas”, otorgado por la Asociación Química Argentina y en 2007 el Premio “CONACA a la trayectoria en Catálisis”, otorgado por el Comité Nacional de Catálisis. En 2010 la Universidad Nacional de La Plata le otorgó el Premio “Graduado Ilustre” y en 2011 la Municipalidad de La Plata el Premio “Ciudadano Ilustre”.
Un fervoroso defensor de la vinculación entre el sector científico y la empresa, Horacio Thomas realizó estudios de catalizadores para DUPONT (USA) y entre otras para MALEIC e YPF en Argentina.
En la gestión fue Presidente del Comité Nacional de Catálisis, Coordinador del Programa de Desarrollo para la Industria de la Química Fina de la Secretaria de Ciencia y Tecnología de la República Argentina, Director del CINDECA desde 1994 hasta 2009 y Director de la Planta Piloto Multipropósito (PLAPIMU) desde 1999 hasta su retiro en 2017. Fue Profesor Titular en el Área de Tecnología Química entre 1983 y 1990 y de la cátedra de Introducción a la Química desde 1990 a marzo de 2008. La Universidad Nacional de La Plata lo distinguió como Profesor Emérito en 2009. A lo largo de su vida académica ocupó diversos cargos de gestión: Jefe y Consejero en el Departamento de Química y Consejero Directivo y Consejero Superior de la Facultad de Ciencias Exactas.
En el año 2017 se retiró de los laboratorios, pero continuó hasta sus últimos días conversando con sus colaboradores para estar al tanto, opinar y aconsejar sobre los proyectos de investigación.
Jorge Sambeth,
Setiembre 2022
Dra. Patricia Vázquez:
Si estas palabras estuvieran acompañadas de música elegiría Claro de Luna de Beethoven, es uno de mis más profundos recuerdos del Dr. Thomas, cuando una de esas tardecitas llegaba a mi escritorio y yo estaba escuchándola. Se quedó en silencio hasta que terminó y para mí fue comenzar una relación especial, ahora sería con Horacio. Nunca fue mi director en los papeles. Fue mi guía durante mi tesis doctoral haciéndome preguntas que a veces no sabía contestarle, hasta que un día me dijo: “…estás lista, busca una fecha…”. Formó parte de mi jurado de tesis y me hizo la pregunta más difícil, que recuerdo hasta hoy. Sabedor de mis conocimientos, le gustaba llevarme al límite. Me sonreí y, le contesté, había aprendido la lección después del duro entrenamiento.
Horacio era un apasionado por buscar aquello que fuese una utopía en las ciencias químicas, mientras más lejos de alcanzar mayor el entusiasmo, ese que contagiaba con sus charlas, ese que lo llevó a celebrar la vida con dos cumpleaños. Su mente era un torbellino de sueños y metas por cumplir, como los rompecabezas de 1000 piezas que eran su hobby, entre tantos, como la literatura y los viajes. Disfrutaba de los congresos en donde con sus camaradas podía degustar la comida del lugar y reírse a carcajadas recordando anécdotas.
Si tuviese que describir físicamente a Horacio diría que se parecía al prototipo de un investigador del siglo XIX, sus cabellos siempre a medio arreglar y su ropa color gris. Su vestimenta simulaba la de un caballero preparado para la batalla diaria, esa que veíamos luchando por sus ideales y, la otra, la de un Horacio que batallaba siendo esposo, padre, hermano, hombre. Saboreaba cada día, no se permitió la tristeza aun cuando la padecía. En su hogar siempre había uno o dos perros y quienes subíamos a su coche vestidos de negro nos bajábamos casi blancos de los pelos de sus cuatro patas. Eran perros con familia, que en determinados tiempos reemplazaron el vacío de los nietos que vivían lejos.
Nos unía la pasión futbolera por Boca Juniors. Había una sonrisa compinche cuando ganábamos y un silencio simulado cuando perdíamos. Vaya aquí mi recuerdo al Dr. Osmar Ferretti, hincha de River Plate, que gozaba cuando en los clásicos nos ganaba su equipo. Hoy, estarán juntos riendo fervientemente de aquellas bromas de fútbol de los lunes a la mañana.
Podría escribir tantas cosas que se vienen a mi mente, pero lo cierto es que nunca dejaré de profesar por Horacio un cariño muy especial. Horacio está en ese rincón de mi corazón donde cuando alguien entra nunca más sale.
Dra. Nancy Quaranta:
Me pidieron que escribiera algunos párrafos sobre mi querido Dr. Horacio Thomas, quien es uno de mis grandes maestros de la vida, tanto en la faceta científica como en la humana.
Hace mucho tiempo la vida me llevó a radicarme en la ciudad de La Plata, y así llegué al CINDECA, sabiendo que iba a trabajar con un tal Horacio Thomas, a quien, si bien conocía por sus antecedentes, no lo había visto nunca personalmente. Mucha ansiedad y expectativa en esa primer entrevista con él. Me estaba esperando en su laboratorio, que más tarde y por muchos años fue mi segundo hogar.
N. Hola, buenos días!
H. Buenos días, ¿cómo estás? Sabes cebar mate?
N. Sí.
H. Entonces cambia esa cara de susto, no hay por qué preocuparse!.
Así comenzó nuestra relación humana, fue su forma de romper el hielo y calmar mi ansiedad. No le aclaré en ese momento que yo tomaba mates con hierbas serranas, jajaja, pero terminó amándolas. De allí en más, su frase de encuentro era “Hace unos yuyitos, se me ocurrió una idea”.
Y el Señor de las ideas acompañaba mis días, entre planes de trabajo, discusión de resultados, risas, y un cariño inmenso. Ocurrente, ingenioso, incansable, admirable. Siempre tan claro explicando, desarrollando y transmitiendo sus experiencias. Un gran soporte para todos los que tuvimos el honor de trabajar con él.
Gran parte de mi formación se la debo a Horacio, grandes momentos de charlas académicas, diseñando experiencias, y sacando conclusiones, mechados con inolvidables charlas profundas sobre la vida, las emociones, la familia,…
Las cuestiones de la vida me llevaron lejos de ese lugar tan amado hace más de 30 años, pero nunca me llevaron lejos de él. Seguimos en contacto siempre, por cuestiones laborales, o por el simple llamado telefónico para saber cómo está el otro, o para desearle un feliz cumpleaños y una vida maravillosa cada 31 de enero.
Aún me duele saber que no está físicamente entre nosotros, aunque su sonrisa siempre estará grabada en mi corazón, y sus enseñanzas en mi memoria.
Sólo me sale decir: ¡Hasta que nos volvamos a ver! Nancy
El Dr Horacio Thomas se recibió de Licenciado en Química en la UNLP en el año 1966, obteniendo el título de Doctor en Ciencias Químicas en 1970. Realizó su tesis doctoral bajo la dirección de los Dres. Enrique Pereira y Teodoro Krenkel, sobre reacciones a alta temperatura en silicatos.
En 1972 fue becado por la UNLP en el Departamento de Catálisis del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, donde estudió las técnicas de medidas de propiedades eléctricas de óxidos semiconductores. En 1973, con la creación del CINDECA, fue el mentor de dos Grupos de Investigación de "Oxidación selectiva de hidrocarburos" y de "Obtención de un catalizador para hidrodesulfurización de cortes livianos de petróleo". Desde 1981 a 1998 realizó en las Université Catholique de Louvain, Universita di La Sapienza, Universidad Metropolitana de México y Universidad de Sevilla estadías de investigación donde trabajó en catalizadores para oxidación selectiva de hidrocarburos, técnicas de caracterización de sólidos y catálisis ambiental, entre otros temas.
En el año 2003 Horacio Thomas alcanzó la categoría de Investigador Superior del CONICET y en el 2009 fue nombrado Profesor Emérito de Universidad Nacional de La Plata.
En su vasta carrera científica ha publicado mas de 180 trabajos en revistas, algo mas de 300 trabajos en congresos y ha sido coautor de tres patentes. Dirigió 15 Tesis Doctorales, todas ellas relacionadas con diferentes aspectos de la catálisis para procesos de hidrodesulfuración, en química fina y para la eliminación de compuestos orgánicos volátiles, en materiales adsorbentes para eliminación de arsénico y compuestos orgánicos en agua, sin dejar de mencionar una de sus últimas sobre el desarrollo de una planta piloto para el reciclado de pilas alcalinas.
En su trayectoria recibió en 2006 el Premio “Dr. Pedro Carriquiriborde a la trayectoria en investigación y desarrollo en Tecnología Química y sus aplicaciones prácticas”, otorgado por la Asociación Química Argentina y en 2007 el Premio “CONACA a la trayectoria en Catálisis”, otorgado por el Comité Nacional de Catálisis. En 2010 la Universidad Nacional de La Plata le otorgó el Premio “Graduado Ilustre” y en 2011 la Municipalidad de La Plata el Premio “Ciudadano Ilustre”.
Un fervoroso defensor de la vinculación entre el sector científico y la empresa, Horacio Thomas realizó estudios de catalizadores para DUPONT (USA) y entre otras para MALEIC e YPF en Argentina.
En la gestión fue Presidente del Comité Nacional de Catálisis, Coordinador del Programa de Desarrollo para la Industria de la Química Fina de la Secretaria de Ciencia y Tecnología de la República Argentina, Director del CINDECA desde 1994 hasta 2009 y Director de la Planta Piloto Multipropósito (PLAPIMU) desde 1999 hasta su retiro en 2017. Fue Profesor Titular en el Área de Tecnología Química entre 1983 y 1990 y de la cátedra de Introducción a la Química desde 1990 a marzo de 2008. La Universidad Nacional de La Plata lo distinguió como Profesor Emérito en 2009. A lo largo de su vida académica ocupó diversos cargos de gestión: Jefe y Consejero en el Departamento de Química y Consejero Directivo y Consejero Superior de la Facultad de Ciencias Exactas.
En el año 2017 se retiró de los laboratorios, pero continuó hasta sus últimos días conversando con sus colaboradores para estar al tanto, opinar y aconsejar sobre los proyectos de investigación.
Jorge Sambeth,
Setiembre 2022
Dra. Patricia Vázquez:
Si estas palabras estuvieran acompañadas de música elegiría Claro de Luna de Beethoven, es uno de mis más profundos recuerdos del Dr. Thomas, cuando una de esas tardecitas llegaba a mi escritorio y yo estaba escuchándola. Se quedó en silencio hasta que terminó y para mí fue comenzar una relación especial, ahora sería con Horacio. Nunca fue mi director en los papeles. Fue mi guía durante mi tesis doctoral haciéndome preguntas que a veces no sabía contestarle, hasta que un día me dijo: “…estás lista, busca una fecha…”. Formó parte de mi jurado de tesis y me hizo la pregunta más difícil, que recuerdo hasta hoy. Sabedor de mis conocimientos, le gustaba llevarme al límite. Me sonreí y, le contesté, había aprendido la lección después del duro entrenamiento.
Horacio era un apasionado por buscar aquello que fuese una utopía en las ciencias químicas, mientras más lejos de alcanzar mayor el entusiasmo, ese que contagiaba con sus charlas, ese que lo llevó a celebrar la vida con dos cumpleaños. Su mente era un torbellino de sueños y metas por cumplir, como los rompecabezas de 1000 piezas que eran su hobby, entre tantos, como la literatura y los viajes. Disfrutaba de los congresos en donde con sus camaradas podía degustar la comida del lugar y reírse a carcajadas recordando anécdotas.
Si tuviese que describir físicamente a Horacio diría que se parecía al prototipo de un investigador del siglo XIX, sus cabellos siempre a medio arreglar y su ropa color gris. Su vestimenta simulaba la de un caballero preparado para la batalla diaria, esa que veíamos luchando por sus ideales y, la otra, la de un Horacio que batallaba siendo esposo, padre, hermano, hombre. Saboreaba cada día, no se permitió la tristeza aun cuando la padecía. En su hogar siempre había uno o dos perros y quienes subíamos a su coche vestidos de negro nos bajábamos casi blancos de los pelos de sus cuatro patas. Eran perros con familia, que en determinados tiempos reemplazaron el vacío de los nietos que vivían lejos.
Nos unía la pasión futbolera por Boca Juniors. Había una sonrisa compinche cuando ganábamos y un silencio simulado cuando perdíamos. Vaya aquí mi recuerdo al Dr. Osmar Ferretti, hincha de River Plate, que gozaba cuando en los clásicos nos ganaba su equipo. Hoy, estarán juntos riendo fervientemente de aquellas bromas de fútbol de los lunes a la mañana.
Podría escribir tantas cosas que se vienen a mi mente, pero lo cierto es que nunca dejaré de profesar por Horacio un cariño muy especial. Horacio está en ese rincón de mi corazón donde cuando alguien entra nunca más sale.
Dra. Nancy Quaranta:
Me pidieron que escribiera algunos párrafos sobre mi querido Dr. Horacio Thomas, quien es uno de mis grandes maestros de la vida, tanto en la faceta científica como en la humana.
Hace mucho tiempo la vida me llevó a radicarme en la ciudad de La Plata, y así llegué al CINDECA, sabiendo que iba a trabajar con un tal Horacio Thomas, a quien, si bien conocía por sus antecedentes, no lo había visto nunca personalmente. Mucha ansiedad y expectativa en esa primer entrevista con él. Me estaba esperando en su laboratorio, que más tarde y por muchos años fue mi segundo hogar.
N. Hola, buenos días!
H. Buenos días, ¿cómo estás? Sabes cebar mate?
N. Sí.
H. Entonces cambia esa cara de susto, no hay por qué preocuparse!.
Así comenzó nuestra relación humana, fue su forma de romper el hielo y calmar mi ansiedad. No le aclaré en ese momento que yo tomaba mates con hierbas serranas, jajaja, pero terminó amándolas. De allí en más, su frase de encuentro era “Hace unos yuyitos, se me ocurrió una idea”.
Y el Señor de las ideas acompañaba mis días, entre planes de trabajo, discusión de resultados, risas, y un cariño inmenso. Ocurrente, ingenioso, incansable, admirable. Siempre tan claro explicando, desarrollando y transmitiendo sus experiencias. Un gran soporte para todos los que tuvimos el honor de trabajar con él.
Gran parte de mi formación se la debo a Horacio, grandes momentos de charlas académicas, diseñando experiencias, y sacando conclusiones, mechados con inolvidables charlas profundas sobre la vida, las emociones, la familia,…
Las cuestiones de la vida me llevaron lejos de ese lugar tan amado hace más de 30 años, pero nunca me llevaron lejos de él. Seguimos en contacto siempre, por cuestiones laborales, o por el simple llamado telefónico para saber cómo está el otro, o para desearle un feliz cumpleaños y una vida maravillosa cada 31 de enero.
Aún me duele saber que no está físicamente entre nosotros, aunque su sonrisa siempre estará grabada en mi corazón, y sus enseñanzas en mi memoria.
Sólo me sale decir: ¡Hasta que nos volvamos a ver! Nancy