Hemos despedido a nuestro colega y amigo José (Pepe) Ovejero García, compañero de toda la vida de nuestra querida compañera Alicia Sarce. Hemos vivido con Alicia estos meses de internación compartiendo a diario las buenas y malas noticias sobre la evolución de su estado hasta los últimos momentos. Siempre lo recordaremos por su contagioso optimismo sobre el país y en particular por la importancia de las actividades científicas, técnicas y educativas que desarrolló.
José obtuvo su título de Licenciado en Física en la Universidad Nacional de Tucumán (UNT) y luego fue alumno del Curso Panamericano de Metalurgia que se dictaba anualmente en los laboratorios del Departamento Metalurgia (actualmente Gerencia Materiales) en la que fuera Gerencia Desarrollo de la CNEA, conocido en la comunidad científica y tecnológica como el “Laboratorio de Jorge Sabato”. Allí comenzó sus primeros trabajos sobre aceros, con especial atención en las técnicas metalográficas y microscópicas para la caracterización de sus estructuras. Estos trabajos fueron la base de su Tesis Doctoral en la UNT. También en este período comenzó a formar junto a Alicia una linda familia que lo acompañó hasta sus últimos momentos.
Una actividad que trascendió las fronteras del país fue la Dirección de los Cursos Panamericanos, llamados posteriormente Cursos de Especialización en Ciencia y Tecnología de Materiales, actividades que llevaron a la creación del Instituto Jorge Sabato entre CNEA y UNSAM. Los egresados de los sucesivos cursos fueron tomando posiciones de responsabilidad en sus respectivos países. Y fue así que en nuestras visitas a distintos países de Sudamérica siempre encontrábamos egresados de los Cursos, todos muy reconocidos a la Argentina por la excelente formación recibida. José solía decir en las reuniones de café que creía haber contribuido con un pequeño granito de arena a la patria grande que habían pensado nuestros antepasados. Los amigos creemos que así fue.
Realizó luego una estadía de especialización en los laboratorios del Prof. Paul Lacombe en la Université Paris XI (Orsay, Francia). Es de destacar la excelente imagen profesional y humana que dejó entre sus colegas franceses, y la realización en un tiempo acotado de sus trabajos de investigación que le permitieron obtener el título de Doctor en Ingeniería.
A su regreso al país se dedicó con todo entusiasmo a la actividad científica, tecnológica y docente. Fue creador del grupo Hidrógeno en Aceros, reconocido por sus contribuciones al conocimiento de los procesos básicos de la fragilización en aceros y sus aplicaciones a plantas de procesos, la industria metal mecánica y la siderúrgica del país. Además de los trabajos científicos publicados en la literatura especializada y la dirección de Tesis Doctorales, gran parte de su actividad profesional fue dedicada a la colaboración con la industria. En particular es recordado su pasaje por el Proyecto de Construcción y puesta en marcha de la Planta de Agua Pesada en Arroyito (Neuquén).
Asimismo es de destacar especialmente el esfuerzo dedicado a la reactivación de la Asociación Argentina de Materiales (SAM), que se materializó en la organización de numerosos eventos, y particularmente en la publicación periódica de la Revista de la SAM.
Ya como Investigador Consulto de la CNEA, su actividad se centró en la organización de reuniones científicas, integración de Jurados de premios y concursos, y en numerosas tareas docentes y de asesoramiento, junto a muchas otras tareas que han allanado el camino del desarrollo profesional a jóvenes investigadores.
Como tucumano de cepa, tampoco podemos olvidar las reuniones donde, tras el ritual de las empanadas y el vino, comenzaba a desgranar en la guitarra zambitas de sus pagos. Un filósofo rosarino solía decir en mesa de amigos: “Cuando se va alguien que fue parte de nuestra vida, nuestra misma vida pierde una parte”.