Naturalmente existen tantas semblanzas como narradores. Esta es la mía.
No conocí a Cacho en el Otto Krause pese a que ambos cursábamos la especialidad Eléctrica, incluso en el mismo turno. Nos separaban un par de años. En ese tiempo era un colegio de elite, de muy difícil ingreso, antes que lo degradaran y la actual Vice Ministra de Educación decretara la desaparición de las escuelas técnicas de la Provincia de Buenos Aires. Superar pruebas e ingresos, aun los más difíciles, fue una constante que mantendría toda su vida.
Desde principios de 1976 comenzó mi colaboración con Franco Varotto a raíz de la construcción del reactor RP-0 en Perú pero la interacción con Cacho fue débil, nuestras actividades prácticamente no se solapaban. Él provenía de materiales y yo de reactores, las dos corrientes que a lo largo de los años conformaron INVAP. Lo que todos teníamos claro es que ya en esos primeros tiempos Franco había designado a Cacho como su “delfín”. Periódicamente Franco nos lo recordaba.
La interacción fuerte comienza cuando Cacho es designado Gerente General de INVAP en reemplazo de Varotto, expulsado por Mondino, en ese tiempo Presidente de la CNEA, por razones que no tengo claras.
Lo primero que hace Cacho, con la sencillez y humildad que lo caracterizaban fue llamarnos a quienes lo secundábamos para pedir ayuda en la tarea de reemplazar a Franco. No fue difícil porque Cacho rápidamente mostró un perfil gerencial que complementaba al de Franco, sobre todo en épocas de crisis, enfocado en nuevos negocios y exportaciones que se sumaban a las heredadas. Especial mención corresponde a la habilidad con que Cacho manejó a sus segundos, en general de diversas y no siempre fáciles personalidades. Contaba a su favor un equipo cohesionado alrededor de sus ideas siempre con la indeleble impronta de Franco.
Hago especial énfasis en la calidad humana que impuso en las relaciones dentro de la empresa y en la total libertad de movimiento que teníamos dentro de los objetivos fijados. En 25 años de haber trabajado bajo su gerenciamiento no recuerdo que haya tenido que pedir permiso para hacer algo dentro de mi esfera de acción. Esa confianza y libertad que teníamos los responsables de los proyectos fue clave en los éxitos de la empresa. No hubiéramos siquiera arrancado de no haber contado con el optimismo y decisión de Cacho, con el medido pero necesario margen de inconciencia, de avanzar siempre, aun cuando las dificultades parecían insalvables.
La actividad de INVAP, en particular en el área nuclear, se extendió a más de cuarenta países. Rememoro los innumerables y largos viajes que compartimos siempre en la “perrera” como llamábamos a la clase turista. Él en pasillo y yo en ventanilla.
Pero los éxitos suelen ir acompañados de fracasos y los hubo muchos y dolorosos, en particular en el área de reactores más abocada que otras a la competencia internacional. La correcta y humana gestión del fracaso fue también una faceta fundamental del liderazgo de Cacho.
La grieta que divide a los argentinos también impactó en INVAP. Franco siempre había evitado embanderar políticamente la empresa y esa actitud fue mantenida por Cacho hasta mediados del 2000. Prácticamente no se le conocía ninguna trayectoria política salvo alguna simpatía por el radicalismo. La política científico- tecnológica del kirchnerismo impactó de lleno en la actividad de INVAP permitiéndole abordar proyectos impensados como los satélites de comunicación y los proyectos de radares, campos en los que INVAP contaba con valiosos antecedentes. Estos son hechos innegables que impulsaron a Cacho a tomar posiciones públicas a favor del régimen que mantuvo hasta su muerte. Personalmente creo que el precio que pagó INVAP fue durísimo y de consecuencias que aún no podemos evaluar. INVAP fue dejada de lado de los proyectos nucleares más importantes del país como fue Atucha II y del proyecto que inventó y desarrolló: el CAREM.
En su última etapa y ya padeciendo serios problemas cardíacos se avocó a la necesaria renovación del gerenciamiento de la empresa que llevó a su máximo esplendor. Una empresa que poco tenía que ver con el INVAP que empezó a conducir hace casi 30 años.
HÉCTOR E. OTHEGUY
(CV extraído de INVAP)
Nació el 20 de abril de 1947 en Buenos Aires
Realizó sus estudios secundarios en la Escuela Técnica Otto Krause entre los años 1960 y 1965.
Ingresó en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Buenos Aires en 1966.
En 1967 ingresó en el Instituto Balseiro (IB), de donde se graduó como Licenciado en Física en 1970, perteneciendo a la camada N°13 del IB.
Su trabajo final lo hizo sobre metales con Manfred Ahler (Stress Corrosion).
A principios de 1971 fue becado en Grenoble (Francia) por dos meses y hacia fines de año fue a la Universidad de Estado de Ohio con una beca Fullbright donde realizó investigaciones en bajas temperaturas y se recibió de Master of Science en 1972.
De 1973 a 1975 fue contratado para trabajar en la Compañía Metalúrgica Austral, para la optimización del proceso de fabricación de Zinc, primero por contrato con la empresa y desde marzo 1973 contratado por la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA).
En 1976, participó y lideró el proyecto de creación de INVAP S.E. en San Carlos de Bariloche y del desarrollo del Zircaloy en el Centro Atómico Bariloche.
En febrero 1978, fue designado Sub Gerente Técnico de INVAP y en 1982, Gerente Técnico; ese año dejó CNEA para pasar a ser empleado de INVAP. En este período se desarrolló el proyecto de enriquecimiento de uranio, primero en Villa Golf y luego en Pilcaniyeu en el cual Otheguy tuvo una participación destacada en su función gerencial.
De enero 1984 a julio 1985, estudió en la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford, en EEUU, donde recibió el título de Master of Science Management.
El 2 de agosto de 1991, fue designado Gerente General de INVAP, sucediendo al Dr. Conrado Varotto, líder del grupo fundador de la empresa y continuó como tal hasta el 22 de septiembre de 2017, cuando pasó a ser Presidente del Directorio de INVAP.
Durante su gestión como Gerente General, tuvo que enfrentarse a varias crisis económicas que afectaban al país y supo conducir a INVAP de modo de superar los serios inconvenientes que afrontó con singular capacidad y acierto. Durante su gestión, INVAP encaró proyectos muy importantes de exportación de tecnología nuclear, posicionando a la empresa y la capacidad de la Argentina en el máximo reconocimiento internacional.
Durante su gestión se lanzó exitosamente hacia el área espacial. INVAP fue contratista principal de la Comisión Nacional de Actividades Espaciales y de ARSAT S.A. y como tal responsable de la construcción de los satélites SAC-A, SAC-B, SAC-C, SACD/Aquarius SAOCOM 1A y B, ARSAT 1 y 2.
Asimismo, en este período INVAP fue pionera en el diseño y construcción de radares de control de tránsito aéreo, de seguridad y meteorológicos en la Argentina, y en la provisión de Centros de Medicina Nuclear para Argentina y países de Latinoamérica
También durante su gestión la empresa fue reconocida con el premio Konex de Platino en dos oportunidades (2008 y 2018), y obtuvo el máximo galardón, el Konex de Brillante 2018 que distinguió a las personalidades e instituciones más destacadas de la última década en la Argentina.
Otheguy fue Presidente de la Fundación INVAP desde su creación en el año 2014.
Buenos Aires, 15 de abril de 2020.