Vamos a extrañar al “Chelo”, gran colega en la mesa de discusiones del Colegiado Directivo de AAAPC, capaz de dar testimonio de las épocas en las que la Química Orgánica se institucionalizó en Buenos Aires, en dos facultades de la Universidad de Buenos Aires –Facultad de Ciencias Exactas y Naturales y Facultad de Farmacia y Bioquímica), también en los algo olvidados Laboratorios de Squibb & Sons y más tarde en la Universidad de Belgrano. Pero no solo la Química Orgánica académica fue motivo de sus desvelos. Presidió también el Instituto Nacional de Farmacología (INF, ahora parte de ANMAT) lo que demuestra su interés por la Salud Pública, y dedicó muchos esfuerzos a la educación, al punto de llegar a ser Académico de Número de la Academia Nacional de Educación (ANE).
No hace falta destacar sus méritos en estas líneas; para apreciarlos basta leer su Reseña (https://aargentinapciencias.org/publicaciones/revista-resenas/resenas-tomo-8-no-1-2020/). Su reseña es un Quién es Quién en la Química Orgánica argentina; desfilan por sus páginas nombres de los fundadores de la disciplina. Su capacidad de establecer lazos personales fue muy grande; eran frecuentes sus anécdotas de sus reuniones con César Milstein durante su estadía en Cambridge, Inglaterra.
Fue un hombre de instituciones –UBA, y UB en el ámbito universitario, INF en la gestión de la Salud, CONEAU y la ANE en Educación, y dos asociaciones con las que estuvo íntimamente ligado: la Asociación Química Argentina, que supo presidir, y AAPC. Queremos en estas recordarlo esencialmente como miembro del Colegiado Directivo de AAPC y Tesorero por largos años.