Pedro falleció pocas horas antes de nuestra llegada a Long Island.
Me tomo la libertad de llamarlo Pedro porque así lo hice desde que lo conozco hace 60 años.
El primer encuentro, fugaz, fue en el laboratorio de física nuclear de la Facultad de Ciencias (UBA) en Núñez donde nos habíamos mudado poco antes. Pedro volvía de hacer su doctorado en Suecia con Ingmar Bergstrom e iba camino de retorno a Bariloche de donde había egresado en 1959.
Cuando Bergstrom vino a Argentina como experto de la UNESCO en 1958, propuso hacer un curso de verano en Bariloche con estudiantes de Buenos Aires y del Instituto de Física, creado allí 3 años antes. Pedro fue su estudiante más destacado, de ese curso salió el primer paper sobre un modo original de medir vidas medias con un osciloscopio y Bergstrom ofreció a Pedro hacer el doctorado en el Nobel Institute for Physics y la Universidad de Estocolmo.
En diciembre de 1964, Pedro viajó con su esposa Gloria Rey y su hijo Eduardo de 6 meses a New York donde inició una nueva etapa de su vida profesional que se extendió hasta su fallecimiento, en el Brookhaven National Laboratory (BNL). Amalia y yo con dos hijos viajamos al mismo lugar 3 meses después. Desde allí nuestra amistad con Pedro fue creciendo día a día junto con mi admiración y respeto por su talento y mi aprecio por su generosidad, sin interrupción hasta el día de hoy.
El primer día de nuestra estadía en BNL una situación imprevista me obligaba a hacer un examen urgente en un hospital público de New Jersey. Sin auto y con muy limitadas capacidades idiomáticas fue el primer gran auxilio que recibí de Pedro (a quien, como mencioné, sólo había visto brevemente en Buenos Aires 3 años antes). Me llevó al hospital (a 150 km) y me acompañó todo el día que demoró el trámite. Allí y así comenzó nuestra amistad.
Durante los casi 6 años de mi estadía en BNL tuvimos nuestras oficinas cercanas, aunque al principio trabajábamos en distintos grupos. Él colaboraba con A. Sunyar en la medición de propiedades nucleares de sustancias radioactivas y yo, en el reactor de grafito, con G. Emery y W. Kane estudiando reacciones de captura radiativa de neutrones. Pero más adelante, comenzamos a usar un viejo ciclotrón para estudiar estados rotacionales, un tópico que se había puesto de moda en esos años. Este período en que pude trabajar codo a codo junto a él fue una experiencia muy enriquecedora para mí que me permitió apreciar de cerca el gran talento de Pedro, tanto en física como en instrumentación. Recuerdo ocasiones en que empezábamos a discutir la factibilidad de un experimento y él, con un lápiz en la mano y una hojita de papel, empezaba por primeros principios y de allí iba construyendo, paso a paso, el andamiaje que llevaba al resultado final. No necesitaba recurrir a ninguna referencia y tampoco necesitaba corregir nada. Avanzaba con una seguridad increíble, sin dudar, sin tener que volver atrás. Era genial. Para mí, una experiencia inolvidable. Entre otras cosas, Pedro desarrolló el método de tiempo diferencial para medir magnetismo nuclear, produjo la primera publicación de lo que después fue la espectroscopía de masa con aceleradores electrostáticos, introdujo un nuevo modo de pulsar haces en estos aceleradores con dos órdenes de magnitud mayor intensidad.
El otro aspecto en el que era inigualable era en el manejo de la instrumentación nuclear. Allí también aprendí muchísimo de él. Él es autor de varias patentes y diseños originales, de equipos de electrónica nuclear, muchos de los cuales fueron luego construidos por la empresa Tennelec de Oak Ridge donde trabajaba Ángel Ferrari su apreciado compañero de Bariloche. Su lista de publicaciones en tecnología e instrumentación incluye un gran número de dispositivos originales de su invención. En años recientes, colaborando con los trabajos vinculados a la operación y perfeccionamiento del acelerador RHIC (Relativistic Heavy Ion Collider) me impresionaba cuando me contaba sus ideas y diseños que construía para, por ejemplo, corregir el efecto de vibraciones, en el encuentro de los haces del colisionador RHIC de ¡sólo 1 micrón de diámetro!! O medir mediante la dispersión de electrones el comportamiento del haz de protones.
A partir del comienzo de las operaciones del nuevo acelerador Tandem de BNL, Pedro fue designado jefe de esa instalación. Como tal también se convirtió en un innovador excepcional introduciendo nuevas técnicas que lograron mejorar significativamente el desempeño de los aceleradores electrostáticos. Otra de sus grandes contribuciones fue el diseño de la construcción de la línea de transmisión de iones desde el Tandem al Sincrotrón de Gradiente Alternado (AGS) (media milla de largo) permitiendo la realización de las primeras investigaciones que se realizaron en el mundo sobre la existencia del plasma quark-gluon (estado de la materia en los primeros milisegundos después del Big Bang). Gracias a él, tuve la oportunidad de participar de esas experiencias pioneras a fines de los 1980´s.
También como jefe del Tandem, Pedro se destacó en su capacidad de superar limitaciones presupuestarias al hacer que esta facilidad pudiera prestar servicios a terceros tales como mediciones del daño por radiación cósmica sobre la electrónica, relevantes para los viajes a Marte y la producción de membranas de poros pequeños generados por el pasaje de iones para aplicaciones médicas.
Una nueva etapa de nuestra colaboración se inició cuando volví a Argentina y comenzamos con nuestro viejo sincrociclotrón a estudiar reacciones del tipo de las que habíamos hecho con Pedro con el ciclotrón de Brookhaven, en este caso para el estudio de estados rotacionales en núcleos con un número impar de protones y neutrones, un campo inexplorado hasta entonces. Realizábamos las mediciones primarias en Buenos Aires (identificación del producto de una cierta reacción, medición de espectros gamma y primer esquema de niveles de energía del núcleo producto) y luego nos íbamos a BNL a dirimir en el Tandem de allá con detectores de más resolución las incógnitas pendientes. Fue una etapa muy fructífera y en esos años los informes anuales de BNL mostraban que la mayoría de los trabajos publicados (en física nuclear) eran aquellos hechos en colaboración con Bs. As.
En 1977 comenzamos con la discusión del contrato con la NEC para la construcción del acelerador TANDAR en Buenos Aires. En esto la contribución de Pedro fue medular. Él se prestó con la mejor buena disposición a colaborar. Con él contamos con uno de los máximos especialistas mundiales en aceleradores electrostáticos. Incontable el número de detalles técnicos discutidos que ayudaron enormemente a mejorar el contrato con la NEC.
Como dije, en 1986-87 y luego 1988-89 me invitó a formar parte del grupo que estudiaba el plasma primigenio de quark-gluons y tuvimos la dicha de pasar nuevas estadías prolongadas con él y Gloria. Cuando llegamos en octubre de 1986, Pedro estaba acampando en los parques Palisades de New Jersey. Allí había montado un experimento increíble propio de su genialidad. En esa época se empezó a hablar de una “quinta” fuerza anti gravitatoria y Pedro diseñó un sistema relativamente simple consistente en un recipiente con agua con una esfera de cobre flotando, muy próximo al filo del acantilado. La conjetura era que la esfera debía moverse hacia el acantilado tantos cm por hora y los resultados la confirmaron con una gran precisión. Un fin de semana Amalia y yo fuimos a sustituirlo por unas horas. Estos resultados fueron luego presentados en una conferencia internacional en Francia.
Cierro contando lo que fue nuestra intensa interacción en los últimos 20 años. Poco después de fundar THASA (empresa para el desarrollo y aplicación de la tomografía de hormigón armado), Pedro se mostró interesado en colaborar en este emprendimiento. Fue una oferta inesperada y valiosísima. Nunca podría haber pensado en contar con un socio con sus capacidades y talento. Esto fue en 1993. Desde entonces hemos trabajado juntos en esto. Sus aportes fueron fundamentales. ¡Qué placer los innumerables Skypes y Zooms que hemos mantenido en los últimos años cambiando ideas con él sobre innovaciones tecnológicas y estrategias de negocios! Pedro, gran amigo, brillante colega, gracias por todo lo que me brindaste. ¡Cuánto me hubiera gustado llegar unas horas antes para poder despedirte!
Mario A.J. Mariscotti
Septiembre 2022